Botonera

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26.4.17

II. "CELULOIDE ALUCINADO. LOS ESTADOS ALTERADOS POR DROGAS EN EL CINE POSMODERNO", José Ramón García Chillerón, Santander: Shangrila 2017




La máscara de Fu-Manchú, Charles Brabin, 1932



[...] Las drogas [...] han estado vinculadas a las ficciones cinematográficas desde los primeros tiempos del cine silente cuando el uso de estas sustancias era asociado a ambientes exóticos (normalmente fumaderos de opio cargados de humo que nos remiten al mismísimo infierno) y la figura del camello era invariablemente vinculada a emigrantes extranjeros de raza oriental (representados como caricaturescos remedos de Fu-Manchu) que profanaban la candidez de la protagonista (pues lo habitual era que las almas corrompidas por estos malévolos orientales fuera la de inocentes féminas). Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial los nazis ocuparon en muchos films el papel de malvados suministradores de drogas destinadas a corromper a la juventud norteamericana y durante los años de posguerra los alemanes afines al Tercer Reich mantuvieron su rol de perversos narcotraficantes. Así pues, no fue hasta mediados de la década de los ‘50, con el famoso Código Hays más debilitado, cuando el cineasta Otto Preminger decidió hacer caso omiso de la calificación negativa que la censura otorgó a su película El hombre del brazo de oro (The Man With the Golden Arm, Otto Preminger, 1955), donde se narraba la historia de un adicto a la heroína, y optó por distribuirlo de manera independiente. Esta decisión marcó un hito que hizo que la relación entre cine y drogas empezara a ser observada de una manera más seria por Hollywood, que comenzó asimismo a incluir películas de esta temática en sus producciones. 

No resulta baladí que la acción del film de Preminger se desarrolle en los ambientes noctámbulos y subterráneos en los que se movían los músicos de jazz de la época. El mundo del jazz se caracterizaba en aquellos años por practicar un desenfrenado estilo de vida alejado de las buenas costumbres burguesas que, como veremos a lo largo de este trabajo, influyó directamente en la filosofía vital y literaria de la Beat Generation, cuyo uso de las drogas se convirtió en parte muy importante de la rebelión que los jóvenes beatniks emprendieron contra el adocenamiento del sistema. En este sentido, la necesidad de revelarse ante la falsedad que subyacía bajo la máscara de la felicidad capitalista impuesta desde el american way of life fue el origen de los primeros movimientos contraculturales surgidos subterráneamente durante mitad de la década de los ‘50 y que eclosionaron a nivel más general en los primeros ‘60. En cine, fue la época en que empezaron a observarse los primeros atisbos de un estilo que retrataba los estados alterados por  drogas, abriendo camino a una reflexión audiovisual seria donde comenzaran a manifestarse las posibilidades estilísticas que tenía la visualización de los efectos de las drogas en la pantalla [...]