Botonera

--------------------------------------------------------------

28.10.16

"MAGDALENA MONTEZUMA. MUSA, MÁSCARA Y MUÑECA", DE MARIEL MANRIQUE, TRAYECTOS [MINOR] LIBROS, SHANGRILA, 2016




 El rey de las rosas, Werner Schroeter, 1986



La manera de morir nos define más que nuestra propia vida. La forma en la que preparamos nuestra muerte, la forma que le damos. Porque la muerte tiene una forma. Para Dante, le explica un Böhm ya muerto a Bebuquin, la muerte era todavía un pretexto para el placer y el color, antes de que la razón diera lugar a la muerte sin forma, en la que no queda nada que podamos ver. Schroeter y Magdalena, que vivían de la mano de la muerte, eligieron descentrarse. Hacer imágenes que son notas al margen, donde la forma de la nota al margen se fusiona con la forma del cuerpo (óptico y sonoro, antiguo y sumergido) que se anota, y lo que vemos es entonces la forma de un cuerpo anotado. Rescatado, trasfundido.

Los cuerpos que Schroeter y Magdalena elegían para hacer sus notas (es decir, sus imágenes) eran sencillamente los cuerpos que amaban: cuerpos del cine mudo, de la música, de la poesía, cortados y mezclados sin orden y sin rangos, como quien hace una sopa proteica de amor. Los ingredientes de la sopa son reales pero en el corte y en la mezcla, y adentro de la sopa, se ablandan y se difuminan sus contornos, se aflojan y se sueltan sus propiedades, se vuelven abstractos. Magdalena se convertía en soporte, es decir, en gesto de esos cuerpos. Asumía y soportaba. Se hacía maniquí viviente.

Conocía las leyes de las marionetas de Heinrich von Kleist. Calva y desnuda bajo una túnica de chiffon, había sido la marioneta-ninfa Kunigunde von Thurneck en la puesta teatral de Schroeter de Catalina de Heilbronn, en Bochum, en 1978. Pero ella no tenía hilos ni ventrílocuo. En el cine fue un maniquí de Oskar Schlemmer, una figura entre lo mecánico y lo orgánico, la representación y la abstracción, lo singular y lo universal, la recta y la curva, el clasicismo y la vanguardia, el orden y el caos. Siempre entre, nunca resuelta y anudada a un polo.

Mariel Manrique