The Clock (Christian Marclay, 2010)
Duración (Paulino Viota, 1970)
En Marzo del 2014, el Museo Guggenheim de Bilbao anunció la apertura de una nueva área de exhibición destinada a poner en contacto de forma permanente al público visitante del edificio construido por Frank Gehry en la ciudad del Nervión, con las últimas novedades del mundo del videoarte y la imagen en movimiento. El honor de ser la primera videoinstalación programada recayó en El reloj (The Clock, 2010) del artista multidisciplinar de origen norteamericano Christian Marclay que desde los años setenta del pasado siglo lleva trabajando los intercambios creativos entre los campos del sonido, el arte visual y la performance.
¿Qué es El reloj? Se trata de un video monocanal con sonido estéreo, de 24 horas de duración, proyectado en bucle y construido mediante el montaje de miles de secuencias procedentes del patrimonio cinematográfico mundial y de la televisión, hasta alcanzar la duración de veinticuatro horas que se desarrolla en tiempo real. Debemos entender por “tiempo real” el hecho de que el tiempo en el que parecen acontecer las peripecias que se hacen visibles en la pantalla está sincronizado con la hora en que se realiza la proyección, de tal manera que si algún personaje del vídeo consulta la hora en su reloj de muñeca o aparece en pantalla alguna referencia al momento en que se supone está sucediendo la acción filmada, este instante viene a coincidir con el que están viviendo los espectadores de la obra. Estamos, por tanto, ante un video-collage de veinticuatro horas de duración fabricado con retales cinematográficos expurgados de aquí y allá a lo largo y lo ancho de la historia del cine y sostenido por un parti-pris ingenioso que construye un protagonista mutante que aparece bajo múltiples apariencias y en contextos siempre diversos: el reloj (...)
¿Qué es El reloj? Se trata de un video monocanal con sonido estéreo, de 24 horas de duración, proyectado en bucle y construido mediante el montaje de miles de secuencias procedentes del patrimonio cinematográfico mundial y de la televisión, hasta alcanzar la duración de veinticuatro horas que se desarrolla en tiempo real. Debemos entender por “tiempo real” el hecho de que el tiempo en el que parecen acontecer las peripecias que se hacen visibles en la pantalla está sincronizado con la hora en que se realiza la proyección, de tal manera que si algún personaje del vídeo consulta la hora en su reloj de muñeca o aparece en pantalla alguna referencia al momento en que se supone está sucediendo la acción filmada, este instante viene a coincidir con el que están viviendo los espectadores de la obra. Estamos, por tanto, ante un video-collage de veinticuatro horas de duración fabricado con retales cinematográficos expurgados de aquí y allá a lo largo y lo ancho de la historia del cine y sostenido por un parti-pris ingenioso que construye un protagonista mutante que aparece bajo múltiples apariencias y en contextos siempre diversos: el reloj (...)
Im Lauf der Zeit
Santos Zunzunegui
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Shangrila Textos Aparte
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