Botonera

--------------------------------------------------------------

19.4.15

VII. "PIER PAOLO PASOLINI. UNA DESESPERADA VITALIDAD", Revista Shangrila nº 23-24, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015.




PASOLINI: EL AMOR POR LA LENGUA FRIULIANA Y POR LA INOCENCIA DE LAS PATRIAS CHICAS AL MARGEN DE LA HISTORIA
Angela Felice



Pasolini y su madre



Pasolini le dedicó a la lengua friulana una atención precoz y absorbente, que casi equivale a un primer amor encendido en resonancias afectivas y lleno de matices interiores. Para explicar las razones de este apego e interpretar su significado, no es inoportuno prestar atención a la biografía juvenil del poeta, que vivió en el Friuli la fase originaria de su aprendizaje, maduró allí experiencias decisivas y en muchos sentidos puso los cimientos de las personales categorías de pensamiento con las que relacionarse con el mundo y expresarlo a través de la escritura literaria.

Pasolini nació en Bolonia el cinco de marzo de 1922 y en esa ciudad recibió su primera formación académica, cultural e intelectual, al lado de maestros como Roberto Longhi, recordados después con reverencia y reconocimiento afectuosos. Sin embargo, no es equivocado afirmar que para Pasolini la patria ideal, la patria del corazón y del alma fue el Friuli o, mejor, aquella pequeña isla geográfica en la que se recoge Casarsa della Delizia, el pueblo de la madre Susanna Colusi, y espacio, ya para el pequeño Pasolini, de una atracción profunda y misteriosa: para él, de niño, aquello era “lugar absoluto del universo”, como recordaba en 1957.

En esa microárea se hablaba –y se habla todavía– una variante particular de la lengua friulana que, antes de Pasolini, sólo había tenido una ininterrumpida tradición oral. A diferencia de la tradición escrita del friulano de la zona central de la región, que se había elevado a koiné avalado precisamente por el prestigio de la literatura. Por el contrario, el casarsés “di cà da l’aga”, es decir del lado de aquí del río Tagliamento, que corta en dos el territorio friulano, se había mantenido como pura phoné en boca de los hablantes. Oralidad conservadora y arcaica, no contaminada ni corrompida por las intromisiones de la historia ni de la norma gramatical.

Es pues este idioma marginal y sonoro el que Pasolini adopta para el primer librito de trece poemas, Poesie a Casarsa, cuya edición pagó él mismo y que publicó en 1942 la Librería anticuaria Mario Landi, de Bolonia, en una colección que enriquecían también obritas de sus tres amigos y coetáneos boloñeses Luciano Serra, Roberto Roversi y Francesco Leonetti, quienes, a diferencia de él, habían optado por la más habitual costumbre italiana de publicar avances en plaquettes (...) 





Seguir leyendo: