Botonera

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17.3.15

XIV. "EL CINE ES UNA INVENCIÓN POST-MORTEM", ÉRIK BULLOT, Contracampo libros 9, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015.




 ELOGIO DE NAOMI KAWASE
El cine es una invención post-mortem
Érik Bullot

Katatsumori, Naomi Kawase, 1994



En el filme Katatsumori (1994), una mano se posa sobre un mosquitero, acaricia a distancia la silueta inclinada de una anciana que escarda, a lo lejos, en su jardín. La mano es la de la cineasta japonesa. La silueta que bina, que rastrilla, es la de su abuela adoptiva. ¿Cómo aproximarse a lo lejano, a lo que se difumina, a lo que huye? ¿Cómo filmar lo que se ausenta, lo que se oculta, lo que se disimula? Estas preguntas alimentan largamente la temática personal de la cineasta; el conjunto de su obra está asediado por la ausencia del padre y sus diversos avatares: la desaparición, la muerte inminente de una persona cercana, la partida. Si la obra de Naomi Kawase tiene tanto éxito crítico, es ciertamente por su belleza formal y sensible, el compromiso autobiográfico de la cineasta, la seguridad de su puesta en escena. Pero es también porque esa obra constituye una referencia, una baliza en el interior de un territorio nuevo, entre “cine de autor” y documental, video de artista y película experimental, que se dibuja hoy. 
Observamos en efecto la aparición reciente de un tercer cine, al margen del llamado cine comercial pero que no renuncia sin embargo a algunas incursiones en la industria (es el caso de Naomi Kawase), sensible a las búsquedas formales sin pertenecer al medio constituido del cine experimental, que usa el video digital sin renunciar no obstante a los formatos más tradicionales (Super-8, 16 mm, 35 mm) y, sobre todo, en el plan temático y estilístico, que juega en las fronteras entre ficción y documental, ensayo fílmico y autobiografía. Si bien es difícil tener una visión general de este territorio, lacunar por definición, cabe destacar el mismo rechazo a una oposición frontal a formas tradicionales (ya no hay relevo utópico en perspectiva) en provecho de un juego más lábil entre el margen y el centro, que aviva las contradicciones, en el cruce entre lo íntimo y el mundo. Este cine no se confunde con el posmodernismo, explora el relato, el personaje, el afecto, la emoción, como otras tantas posibilidades. Una de sus características esenciales, en mi opinión la más rica de sus apuestas, se vincula al lugar del autor que el “cine de autor”, en el núcleo de los años ‘60, hizo tambalear fuertemente. Esta crisis mayor fue luego objeto de una negación violenta. Hoy vive un regreso y encuentra sin duda su mejor réplica en el diálogo que mantienen artistas y cineastas, trabajando, a veces a sus espaldas, en el retorno de lo reprimido.  (...)


Fragmento de "Elogio de Naomi Kawase"
en El cine es una invención post-mortem, Érik Bullot