Botonera

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26.10.14

XIII. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014






DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO (1)

Suite granadina, Juan de Orduña, 1940


La mayor ilusión de mi carrera cinematográfica es ser director. Es más, como creo que la carrera de actor es corta, trabajo y practico mucho en el anónimo (sic), para el día de mañana dirigir con todas sus consecuencias. En el cine mudo dirigí una película, que se estrenó en el Palacio de la Música, manteniéndose en el cartel durante semana y media, coincidiendo con la Semana Santa, y el crítico más severo, el juez más temible entonces de la crítica madrileña, Focus, de El Sol, no solo la elogió, sino que puso mi labor por encima de todo. Creo que éstos son motivos suficientes para sentirme complacido.

Con estas palabras Juan de Orduña recordaba en 1936 su primera experiencia como realizador y mostraba su disposición para volver a intentarlo. Una aventura de cine no había obtenido el reconocimiento deseado nueve años antes, pero él prefería acordarse del único crítico que la defendió y prepararse para dar ese giro a su carrera cuando la edad le obligara a dejar su labor de galán. Pasada la Guerra Civil ese momento llegó. Aunque protagonizó las tres películas que ya hemos comentado, Orduña comenzó al mismo tiempo a poner los cimientos de su carrera al otro lado de la cámara produciendo y/o dirigiendo una serie de cortometrajes, entre 1939 y 1941, con los que ganar confianza para emprender mayores empresas y convencer a productores como Vicente Casanova de que podían contar con él como director.

Los cortometrajes que Juan de Orduña produjo y dirigió en la inmediata postguerra deben verse como la prolongación de su actividad como rapsoda en el teatro. En los escenarios de las variedades había obtenido cierto reconocimiento con sus actuaciones poéticas acompañadas de música y baile. Cuando se incorporó a la industria cinematográfica tras la guerra, su pretensión fue hacer esa misma fusión poético-musical en las pantallas, mediante la repetición del esquema teatral, caso de Suite granadina (1940) o mediante la exploración de otras vías de plasmación fílmica del sentir poético, como haría en Nostalgia (1941). El resultado fue una serie de cortometrajes que no han sido tenidos muy en cuenta hasta ahora para analizar sus inicios como realizador pese a resultar interesantes por su condición de experimentos fílmicos y anticipar ciertas tendencias de su cine (...)





Fragmento de Juan de Orduña.
Cincuenta años de cine español (1924-1974)